viernes, 6 de noviembre de 2009

Lo valió

En mi defensa diré que costo $ 45.000. La portada mostraba una chica de vestido rojo, cabello liso de color negro, demacrada, muy delgada y de piel extremadamente blanca. Me llamó la atención. Empecé leyendo el prologo y ahí fue cuando salió a relucir mi morbo, imaginarme a una chica atada de manos y pies en una cama, con un hombre cuya identidad no conocía que la miraba de una manera muy deseosa. Pero lo que aun más me atrajo, fueron los pensamientos de este personaje tan peculiar:

Había descubierto que la mejor manera de mantener alejada esa angustia era imaginándose algo que le transmitiera una sensación de fuerza. Cerró los ojos y evoco el olor a gasolina.

“Él se encontraba sentado en un coche con el cristal de la ventanilla bajado. Ella se acercó corriendo, echó la gasolina a través del hueco de la ventanilla y encendió una cerilla. Fue cuestión de segundos. Las llamas prendieron en el acto. Él se retorcía de dolor mientras ella oía sus gritos de horror y sufrimiento. Percibió el olor de la carne quemada y otro más intenso, a plástico y espuma, producido por los asientos, que se estaban carbonizando”

En realidad de tanta palabrería, lo que hice fue pensar y ubicarme en el pensamiento de esa chica, cuya identidad no conocía, después me vine a dar cuenta que su nombre era Lisbeth Salander, de personalidad muy agresiva, memoria fotográfica y un nivel de razonamiento muy especial. Contaba con muy pocas personas a su alrededor, las que conocía desde su niñez de por si la odiaban y los que lograron conocerla de verdad, le lograban tener un gran cariño.

Lo compré. Fue un libro que me envolvió en su historia, no sólo por la vida de Lisbeth, sino porque se desenlazaba en medios de comunicación, entre ellos Millennium (La revista, editorial en la cual trabajan todos los protagonistas).

No quiero dejar por fuera a Mickael, se preguntaran ustedes, “¿quién es Mickael?” Pues bueno fue el gran héroe de la novela, es él quien logra. . . . Jaja! No pienso contar el resto del libro, para eso a quien lea este pequeño escrito le digo:

-Yo hice maravillas con mi imaginación, su nombre es: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina de Stieg Larsson-

Se las recomiendo . . .


Riverprié

No hay comentarios:

Publicar un comentario